Un camino lleno de empedrado se alzaba en medio del bosque. Notaba mi visión borrosa y mi cuerpo pidiéndome agua y comida. Había estado caminando durante tres días sin ni siquiera descansar ni comer ni beber, siguiendo mi rumbo para encontrar las respuestas que estaba buscando. De repente, me paré un momento y miré al cielo. El sol estaba en su zénit, brillando con fuerza como burlándose de la majestuosa reina. Noté unas ansias tremendas de desmayarme, pero sabía que debía seguir adelante. Le di ánimos a mi cuerpo para seguir adelante, ya que apenas quedaban unos cinco kilómetros para llegar a la cueva. Me toqué la espalda buscando mi mochila. Pero no estaba. Me acordé de que la había dejado abandonada, ya que ralentizaba mi paso... ¿En qué estaría pensando al dejar la mochila abandonada? Me llevé las manos a la cara, pensando en el estúpido error que había tenido. Seguí aligerando el paso por el camino salpicado de piedras. Y así pasaron siete horas interminables hasta por fin poder llegar a la cueva.  Mi cara brillaba de ansiedad y emoción al encontrarme en ese misterioso lugar. A sus dos lados se encontraban dos amenazadoras estatuas de dragones, avisando a su visitante de que debería irse, pero solo en el caso de que fuese un débil humano o shaman que no fuese Sharon. Al fondo de esa extensa gruta se encontraba una gigantesca vitrina de cristal, rodeada de espinas, con una capa negra y carbonizada en su interior, complementada con una máscara blanca y burlona. Me acerqué y toqué las espinas. Estas seguidamente se derrumbaron con la vitrina en sus zarpas. Yo miraba impresionada el magnífico disfraz.
-Qué alegría volver a verte… Guerrero Oscuro.
Cogí la capa y me la puse por encima junto con la máscara. Seguí avanzando a un lado de la gruta hasta volver a encontrarme otra vitrina rodeada de espinas. Pero en este caso, en su interior se encontraba una imponente hoz roja con una extraña figura en su interior. Hice lo mismo que hice anteriormente y recogí la hoz. Miré a la figura, que seguía postrada en el suelo. Me mordí la muñeca y, con los dedos ensangrentados, dibujé un sello en la frente. Recité un canto satánico y me alejé, diciéndole:
-Levántate, Lucifer.
La figura se levanta, mostrando tras de sí un majestuoso caballo negro con una crin larga y trenzada, ojos rojos y penetrantes y una sonrisa con largos colmillos. A su lado, un ejército de enmascarados se cierne sobre el lugar como buscando sangre. Hice un gesto para que todos me siguiesen mientras yo montaba sobre Lucifer. Estuvimos cabalgando durante semanas hasta que una noche noté una presencia muy familiar ¡Era la presencia de MD! Decidí que debía de instalarme en aquel lugar para poder así seguirles sus pasos. Al día siguiente me levanté y, sin ponerme el disfraz ni despertar a mi grupo, me fui a un bosque a descansar. Hasta que de repente sentí esa misma presencia:
-Hola, Sharon Phantom.
Sabía que tenía que ser ella.
 -Ah, eres tú, MD (la miré confusa) ¿Qué estás haciendo aquí?
-Nada venía a decirte una cosa.
-(La miré interesada) ¿El qué?
Se me acercó mientras se reía. Yo no dejaba de mirarla.
-¿Qué pasa? ¿Me tienes miedo?
 -No, solo estoy alerta. Nunca se sabe (la miré con ironía) ¿Qué venías a decirme?
 -Vengo a decirte que Hao te echa mucho de menos, jaja.
 -Claro, ¿qué esperabas? Él me ama (noté cierto tono sarcástico)
 -Claro, de ilusiones vive todo el mundo. Pero creo que ya te enteraste de lo que paso el otro día, ¿o me equivoco? (me miró de arriba abajo).
-¿El otro día? ¿Qué pasó? (me levanté y me limpié el vestido para volverla a mirar)
-Te dejo con la duda que duele más (se rió).
-(La miré con tranquilidad) Ya terminaré por enterarme. Como Reina del Oráculo, yo lo puedo saber todo.
-Ya, es verdad, tú tienes ese poder pero yo tengo aliados y una gran amiguita tuya me contó un secreto tuyo (me miró con sarcasmo)
-(Empecé a ponerme nerviosa) Mientes. Mis amigas no pueden traicionarme. Si yo no estuviese con ellas, ahora mismo le habrían ganado todos los shamanes.
-No te pongas nerviosa.  Aunque, qué pena que creas eso...
-Por lo que creo que sé, Hao va a participar en el torneo shaman para matar al Monje Densen, ¿no?
 -Sí, pero eso es solo un motivo por el que va a entrar (sonrió)
-Veo que tendré que ser la enemiga de Hao después de todo (miré al cielo)
-No te preocupes no vas a ser su enemiga; al revés vas a ser su mejor amiga, sobre todo para conseguir mi plan.
 -Yo también voy a participar en el torneo. Ya tengo a mi equipo entrenando para el momento (me crucé de brazos).
-Ya lo sabía.
-(Me empecé a enfadar) Me estás hartando.
MD desapareció rápidamente de mi vista. Yo miré a mi alrededor apresurada.
-Maldición, ha desaparecido.
Pero ella, con la misma rapidez con la que se había ido, volvió a aparecer detrás de mía. Salté rápidamente debido a la sorpresa.
-¡Deja de jugar conmigo!
Con lo frustrada que estaba, no me di cuenta a tiempo y me cogió del cuello. Yo me mantuve inmóvil si poder reaccionar.
 -Agh…
Ella me acercó y me susurró al oído:
-Si  te metes de por medio en mi plan reza para que tu alma no acabe en el infierno.
-N-No pienso hacerte caso. Yo hago lo que yo quiera (agarré su brazo y me lo arranqué de mi cuello).
-Vale, no me hagas caso, después no me vengas llorando.
 -¿Acaso debería? Tengo que preocuparme de problemas mayores. Mi mayor enemigo anda cerca de aquí.
 -¿Ah sí? Qué bien, así podré conocer y hablar con él, creo que es tu padre, ¿no es así?
-Sí, así es. Caspian Phantom, el jefe de los demonios.
Me fijé que MD miraba al suelo como recordando a alguien.
 -¿Y dónde está Hao? (la miré con curiosidad).
-Eso no te incumbe.
-Claro que me incumbe. Me preocupo por él.
-(Le salió una risa sarcástica) Creo que deberías preocuparte más por tu propia vida.
 -A mí me da igual mi vida. Para eso soy inmortal.
-No por mucho tiempo...
 -¿Acaso piensas pelear conmigo? Porque si es así no pienso tener piedad contigo (sujeté su espada)
-No te preocupes, no vengo a pelear.
 -Tú no conoces mis poderes. Tengo el poder suficiente para poder destruir todo este mísero planeta (la miré desafiante).
-Y yo también puedo destruir este planeta si quiero, pero yo tengo un poder que tú no tienes (se rió).
 -Hum, qué interesante. Es una lástima que tu no quieras luchar conmigo, porque a mi si me gustaría.
-Dime una cosa Sharon, ¿que pasaría si le cuento a Hao tu pasado?
Cuando MD me preguntó eso, me quedé inmóvil. Era incapaz de responder aquella pregunta.
-No te pongas nerviosa, no tienes que temer... solamente quería ver tu reacción.
Yo no podía dejar de pensar en lo que pasaría si Hao se enterase de lo que era en el pasado.
-(Me cogió de la barbilla) No te preocupes... No soy tan mala (se rió).
-(La miré con algo de rabia) ¿Qué quieres?
-Tú perteneces al reino del Oráculo, ¿no? Digamos que el Oráculo no me permite hacer cosas que quiero hacer, sin levantar sospechas.
 -¿Ciertas cosas?
 -Sí, y tú me ayudarás (se rió).
 -No sé cómo. Tú dirás.
-Necesito que me cubras las espaldas, es decir, necesito que me encubras en lo que quiero hacer.
 -Todo es depende de lo que quieras hacer. Yo no trabajo con los shamanes desleales, eso tenlo claro.
-¿Yo desleal? Puede, pero todo lo hago por el bien de Hao (me miró).
 -¿Y cuál es el beneficio que yo gano? Normalmente no suelo trabajar gratis.
- Digamos que te ayudaré a librarte de tu pasado, es decir, de Caspian.
De repente, una voz retumbó en los alrededores diciendo: "Los asesinos vampiros tienen que acabar con sus propios miedos. No creo que buscando ayuda logres nada, Sharon Phantom". Miré a un punto en concreto sabiendo quién era.
-Ya ves, tú decides; te hundes con tu pasado o me ayudas a conseguir lo que quiero.
-(Yo, ajena a esa misteriosa voz, sonreí) Está bien, MD, acepto. Pero una condición, quiero tener controlado a Hao, y si lo prefieres sin que él note mi presencia. Solo bajo esa condición trabajaré contigo.
El carácter de la misteriosa voz cambió por completo: "¿Cómo te atreves, traidora? ¡Te acordarás de esta!". Y desapareció dejando tras de sí un haz de silencio.
-(MD miró a su alrededor para escuchar las voces y volvió a mirarme) No te preocupes tu vendrás conmigo, aunque creo que a ciertas personas no le gusta (se rió).
-(La miré con tranquilidad sabiendo que iba a dar esa respuesta) Ya contaba con eso (me acerqué a ella).
 -¿Y dime tienes a alguien más que te quiera matar? (se ríó sabiendo mi respuesta).
 ¿Alguien? (la miré con profunda ironía) Se necesitarían tres planetas Tierra para contar a todos mis enemigos. Para eso he sido una famosa asesina sangrienta (dije con orgullo).
-Yo no estaría tan orgullosa de eso. Y que sepas que te haré un favor, estarás a solas con Hao así no te incordiare, ¿no crees?
-Mejor que mejor. Lo quiero tener vigilado yo misma. Pero necesito entrenar yo sola, sin acompañamiento ninguno. Mis poderes y rituales son sagrados y nadie los puedo mirar (miré al frente).
-Esta bien, pero ni se te ocurra hacerle daño o si no te arrepentirás de haber nacido.
-No te preocupes a Hao no le pasara nada malo.
-Pero dime, ¿qué vas hacer con el Oráculo?
 -Pues para hacer lo del Oráculo, necesitaré mucho tiempo. Yo ya no domino ese reino como antes, pero si tengo aun mis leales y fieles sirvientes como espías. Así que tú me dirás cuando lo hago.
-No te preocupes tendrás todo el tiempo del mundo para hacer lo del Oráculo.
Como quieras (encogí los hombros)
De repente, y sin aviso alguno, MD huye al bosque.
Yo la intenté seguir: MD! ¡No huyas!


Mientras en aquel lugar, una shaman de pelo negro y de kimono de lotos rojos contemplaba la escena desde lo alto de un árbol con una cara de pura rabia: Sharon, vas a ver lo que les pasa a los traidores que no necesitan la ayuda de sus compañeras. (sonríó y desapareció tras una llama de fuego...)

Capítulo 10: El equipo Hao.


Hao, MD y Opacho se encontraban en un bosque paseando.
-¿A dónde vamos?
-No te preocupes, ya lo veras.
-¡Opacho está cansada!
-Pues cógela en brazos.
-Está bien, pero ¿a dónde vamos?
-¿No te puedes esperar ni un poquito? Es que es una sorpresa.
-¿Una sorpresa?
-Sí, jaja.
Llegamos a una pradera llena de flores rosas. De repente, MD silbó y aparecieron varias personas encapuchadas.
-¿Qué pasa?
-No te preocupes no te asustes, no te van a hacer nada.
Poco a poco se fueron acercando a nosotros.
-Bueno, Hao estas personas te ayudarán.
-¿A qué?
- A volver al torneo.
-¿Qué?
-Para derrotar al Monje Densen tienes que entrar en el torneo.
-¿Y quiénes son?
-Jaja, tú los conoces muy bien.
-¿Qué?                          
MD chasqueó los dedos a los encapuchados diciéndoles:
-¡Vale, descubriros!
Mi cara cambió de repente...
-¡Chicos!  Peyote, Kanna, Matti, Hang-Zang-Ching, Blocken, Luchist, Boris, Ashil, Bill, Zen y Boz
-¡Señor Hao!
-Dios mío, cuando se les quitará esa manía del señor...
-Jaja.
-Bueno a lo que iba ellos volverán contigo al torneo y te ayudarán a ganar.
-Eso, señor Hao, volveremos a ser los mejores shamanes del torneo, pero esta vez no será para destruir a los humanos, sino para encontrar a su madre.
-Pero, chicos, vosotros también  queréis recuperar a seres queridos que habéis perdido, ¿no?
-No se preocupe, no nos importa.
-Hao, ¿puedo hablar contigo un momento a solas?
-Claro.
-Opacho también  va.
-Uy, mira nos ha salido una Opacho cotilla, jaja.
-Jaja, pobrecita no le digas eso.
-¡Opacho no es cotilla!
Entonces MD cogió a Opacho en brazos.
-No es verdad no eres cotilla eres una renacuaja.
-¡Opacho no es ninguna renacuaja!
-Aaaah, es verdad eres la hermanita pequeña de Hao, ¿no es así, Hao?
-Claro, es mi hermanita preferida.
Nos apartamos hasta la entrada de un bosque y nos sentamos de bajo de un cerezo al lado de un riachuelo. Opacho se fue al riachuelo a jugar con los peces y el agua.
-Oye Hao, tengo que darte una cosa.
-¿El qué?
-Toma.
-¿Qué es?
-Es un amuleto que te protegerá si estás en apuros; yo no te voy a poder ayudar.
-Gracias, ¿Pero por qué me lo das?
En ese momento me dio un abrazo, pero no era el mismo abrazo que me daba todas las mañanas. En ese abrazo pude sentir miedo y preocupación como si algo fuera a ocurrir.
-¿Qué te pasa?
-¡Bueno melenuchi! Tira que vamos a dejar a todos los shamanes del torneo con la boca abierta con el pedazo de equipo que somos.
-Espera.
-¿Qué?
-¿A qué viene todo esto?
-¿El qué?
-Todo esto, los chicos, el amuleto, el abrazo. ¿Por qué lo has hecho? ¿Qué pasa?
-Nada, no pasa nada, ¿no puedo hacerte un regalo?
-Ya me has hecho demasiados, ¿no crees?
-Bueno, si no los quieres me los llevo tal y como me los traje.
-¡No! ¿Por qué vas a hacer eso?
-No sé, eso es lo que me has dicho.
-No es solo… que me parece muy extraño... todo esto.
-Pues cuando te aclares, me llamas, ¿ok? Tengo cosas que hacer.
-¿El qué?
-Nada que a ti te incumba.
-¡Por qué haces esto!
Entonces la cogí del brazo y la empujé hacia el árbol.
-Ya van 2 veces que me estampas contra algo, me voy a quedar sin espaldas si sigues así.
-Jaja (risa irónica).
Me acerqué a ella y puse mi frente contra la suya.
-¿Por qué? ¿Por qué ahora no puedo leer tu mente? ¿Por qué no puedo saber qué piensas de mí?
-¿Por qué quieres leer mi mente? ¿Piensas que digo cosas malas de ti?
-Sí…
-Eres tontito, ¿sabes?
Entonces me acerqué mis labios a los suyos para besarla, pero ella se quitó.
-¿No crees que si tu amiguita Sharon se enterara de esto se enfadaría mucho conmigo sin ser yo la culpable?
-Ya, pero ahora ella no está aquí… además ella seguramente me odiará ya...
Entonces MD se acercó para besarme, pero se paró y me susurró al oído.
-Cuando te aclares me llamas, ¿ok?
Después de eso se fue sin poderle responder.
Me quedé sentado debajo del cerezo pensando en MD y Sharon. Sabía que amaba a MD pero algo en mi interior también me decía que Sharon era alguien muy importante para mí.

Capítulo 9: ¿Demonio o ángel?

Hoy es el primer día que me quedo en casa de Yuuki. Lo cierto es que me sentía muy contenta al haber conocido a una persona como ella. Y su novio se veía fuerte, pero necesitaría muchísimos años de entrenamiento y sufrimiento para estar a mi altura. Hice mi maleta con todo lo necesario y me dirigí a la entrada, pero no sin pasar antes por la sala de amuletos. Se veían tranquilos. Mi corazón dejó de latir fuertemente y suspiré:
-Parece ser que hoy no voy a tener problemas.
Cuando salí de mi casa, Yuuki estaba esperándome en la esquina. Cuando ella vio que estaba cerrando la puerta, me llamó y me animó a que viniese. Yo esbocé una gran sonrisa y me dirigí hacia ella. Parecía muy contenta.
-¡Hola Sharon! ¿Cómo estás?
-Muy bien, gracias. He dormido bien esta noche a pesar de la tormenta.
-Pues yo… no demasiado bien. Estoy muy preocupada.
Yuuki había vuelto a soñar con Kaname. Bueno, yo había pasado por situaciones peores, pero me asombraba que una humana como Yuuki pudiese pasar por aquel problema sin alarmarse demasiado. Cuando llegamos a su apartamento, dejé la chaqueta y la mochila en la entrada y fui al salón. Allí estaba Len leyendo un libro.
-Oh, hola Len.
-¿Qué haces tú aquí otra vez?
Tan resentido y maleducado como siempre.
-Para tu información, voy a quedarme aquí unos días.
-No sé porqué, ya estoy yo.
-Bueno, lo mejor es que esté con ella una chica, ¿no?
Ese fue la gota k le colmó el vaso, y se levantó furioso todo colorado.
-¿¡Cómo te atreves?!
En ese momento vino Yuuki.
-Bien, Sharon, acabo de preparar tu cama, y Len, el baño ya está listo.
-Está bien, ahora voy.
Se fue, no sin antes mirarme con mala cara. Yo me reía para mis adentros.
-Oh, se me ha olvidado que tú aun no te habías bañado, Sharon.
-No te preocupes, espérame arriba, yo me voy a tomar mi arroz con curry.
-Está bien. Te veo arriba.
Quería estar sola. No quería que Yuuki me viera llorar. Me guardé mis penas y me comí el arroz con curry. Pero no me sabía bien y me aguanté. Me fui arriba con Yuuki y me acosté. Miré a la ventana. Y allí estaba. La estrella brillante que contemplaba todas las noches. Y no sé porqué pero tengo el presentimiento de que me pertenecía. Se me caía la cara de sueño.
-Buenas noches, estrellita. Que duermas bien.
No sabía lo que decía. Y cuando me di cuenta ya estaba durmiendo. Pero de repente, sonó un ruido fuerte y nos despertó a todos en la casa. Yuuki, Len y yo salimos corriendo hacia el salón y vimos una silueta de un hombre todos nos sorprendimos al encender la luz y ver que era Kaname.
-¡Tú, desgraciado!
-¡Yuuki, corre!
-No os preocupéis, no os voy a hacer nada, solo vengo a advertiros que tenéis una enemiga peor que yo.
-¿Qué quieres decir con eso?
-¿Te extrañas? Qué gracioso, si tú eres la primera que más la conoce.
-¿A quién te refieres?
-A tu gran amiguita MD.
-¡Tú eres una traidora!
-¡No! Yo odio a MD, ella manipuló a la persona que yo más qui...
-¿A la qué tu más que, Sharon? Dilo.
De repente todos mis sentimientos se pusieron a flor de piel y todo lo que tenía adentro salió fuera.
-¡A la persona que más quiero! ¡A la persona que más amo! ¡Por culpa de ella no puedo estar con la persona que más quiero en este mundo por eso la odio es un demonio!
-Te equivocas.
-¿Qué?
-Es un demonio con cara de ángel.
-Eso ya lo sé. Si no, Hao ya la hubiese dejado.
-También cabe la posibilidad de que el tal Hao esté demasiado enamorado por ella, y eso le ha hecho caer en la trampa.
-¡Eso es mentira! ¡Hao aun me quiere!
-Bueno, ya hemos hablado demasiado por hoy, ya nos veremos tranquilamente, Sharon Phantom. Aún tenemos que discutir ciertas cosas sobre tu supuesto “alter-ego”.
Justo después de decir esto, Kaname levantó una nube de niebla para desaparecer.
-¡Espera, desgraciado!
Pero Len no lo pudo atrapar, porque ya había escapado.
-Maldición, se ha escapado.
Yo me derrumbé en el suelo. ¿Cómo era posible que Kaname supiese eso? Apenas mi mejor amiga sabía eso. ¿Sería que Miyako se lo había contado a cambio de algo? No, eso era imposible. Miyako nunca haría eso. ¿Pero entonces, cómo podría haberse enterado de eso?
-Oye, Sharon, ¿quién es esa MD?
-Fue la chica que se llevó a Hao, y su primer amor.
-Oh, entiendo.
De repente, Yuuki puso una cara seria y me miró fijamente.
-Sé sincera conmigo, Sharon. ¿Qué ha querido decir Kaname con lo de tu “alter-ego”?
El corazón empezó a latirme rápidamente. No sabía que decir.
-Lo siento Yuuki.
-¿Qué?
-Mucho temo decirte, que él tiene razón. No fui la que era ahora cuando era pequeña.
-Sharon…
-Lo siento Yuuki, pero no puedo seguir aquí. Me marcho.
-¡Espera, Sharon! ¡No te vayas!
Pero Sharon, ajena a los consuelos de su amiga, huye corriendo en un mar de lágrimas hacia su casa y echa la llave de su casa, cerrándolo todo. Se sentía avergonzada. Después de haber mentido a Yuuki y a Len, no me sentía con ganas de seguir adelante con mi vida. Las lágrimas se me resbalaban por la cara. De repente vi una luz que procedía de la sala de amuletos. Cuando llegué me encontré con algo espantoso. Todos los amuletos emitían una gran tenue luz roja, como si quisiesen avisarme de que algo muy grave iba a ocurrir. Me fui corriendo a mi habitación y me puse a guardar las cosas más importantes. Debía ir a ver qué pasaba. Mi corazón me lo pedía de rodillas. Pero aun seguía pensando en Yuuki. ¿La iba a dejar sola? ¿Y si ese vampiro volvía a aparecer? Pero ya era demasiado tarde. Ya lo tenía decidido. Cerré todas las ventanas de mi casa y volví a la sala de amuletos. Cogí un rosario que terminaba en un broche de oro con una gran esmeralda verde en el centro. Salí de mi casa y cerré la llave. Un tenue viento se sentía y el cielo se mostró nublado, queriendo avisar de la gran sorpresa que se iba a encontrar Sharon en su peligroso viaje.

Capítulo 8: La extraña forastera

Me desperté en medio de la noche. No sabía muy bien por qué, pero me parecía que alguien rondaba por la mansión. De repente oí un ruido. 
Esta vez no había duda. Eran ruidos de pasos y además cerca de mi habitación. Sin despertar a Opacho, cogí una espada y salí de allí. 
Me asomé y vi, al fondo del pasillo, la silueta de una persona. Como había tormenta en ese momento, un rayo cayó cerca de aquí y se desveló la escena. 
Debía de ser una joven de unos 30 años, con kimono. Cuando se dio cuenta de que la seguía, echó a correr. 
Yo la seguí y le grité:
-¡Espera! ¿¡Quién eres?!
Pero ella corría más que yo y me ganó distancia. Yo intenté correr más deprisa. 
De repente, se vio acorralada en un pasillo sin salida. Antes de intentar hablar con ella, decidí estudiarla. 
Era una joven de unos 30 años, pelo negro y ojos azules. Llevaba un kimono rojo con lotos rosas. 
Se veía a primera vista que era de nacionalidad china. Le apunté con mi espada y le dije:
-¡No puedes escapar! ¿Quién eres?
-Una forastera.
-¿Qué haces en esta mansión?
-He sido presa probablemente de una adivinación errónea.
-¿¡Qué?!
Yo estaba empezando a ponerme nervioso.
-Pues eso, venía buscando a alguien. Pero veo que ella no ha llegado.
-¿Ella? ¿Quién?
-No pienso decírtelo.
-¿Qué?
-Pues eso.
-Tarde o temprano me lo dirás.
-No lo creo, yo tengo que irme.
-¡No pienso dejarte que salgas de aquí! 
Era muy rebelde y yo me estaba empezando a cabrear.
-Mira niño, ya hemos hablado demasiado, así que no me molestes más. Además probablemente volveré.
Eso fue la gota que colmó el vaso.
-¿¿Cómo te atreves?? ¡¡Yo no soy ningún niño!!
Decidí abalanzarme contra ella, pero justo cuando iba a hacerlo, ella desapareció tras una llama de fuego. 
Pero cuando miré por la ventana, ella volaba sobre un fénix. Antes de que escapase, le dije:
-Por lo menos dime cuál es tu nombre.
-Miyako. Miyako Sakamoto. ¡Hasta pronto!
Y ella desapareció de mi vista. Tenía el presentimiento de que pronto me la iba a encontrar, pero esta vez no la dejaría escapar. 
¿A quién esperaría Miyako? ¿Se encontraría en esta mansión? ¿Y para qué la buscaba? 
Bueno, me sentía tan cansado que no me apetecía ponerme a pensar en eso. Y me fui a la cama.


Me desperté y lo primero que recordé fue a esa mujer misteriosa que habló conmigo, no podía entender que hacía ella aquí, ¿y a quién buscaba?


Era algo que no llegaba a entender. Me vestí y fui al comedor donde estaba MD y Opacho.
-Hombre por fin despertaste, dormilón.
-Sí, es que anoche pasó algo muy raro.
-¿Qué ocurrió?
-Vino una mujer muy misteriosa.
-¿Una mujer misteriosa?
-Ajá, me dijo que buscaba a una chica pero que se habia equivocado.
-Aaah, entonces esa debe de ser Miyako Sakamoto, la mejor amiga de tu amiguita humana.
-¿La conoces?
-Yo la conozco a ella , ella no me conoce a mi.
-¿Qué?
-Hao, yo sé muchas cosas de las que tú ni siquiera te enteras, así que no te estrañe mucho.
-Si eres mi amiga, deberías contármelo, ¿no?
-Uffff, nos faltarían días de nuestras vidas para contarte todo lo que sé. Así que rápido, prepárate, tenemos que irnos.
-¿A dónde?
-Tú solo prepárate.
No sabía lo que iba a pasar pero sabía que no me iba a gustar nada pero algo en mi corazón me decía que volvería a ver a alguien que echaba mucho de menos...