Capítulo 2: El encuentro



Hoy es mi primer día en este instituto, no sé que me va a esperar, pero no estoy segura que me agrade mucho...
Llegaba tarde así que me tenía que dar prisa. Llegué un cuarto de hora tarde así que cuando entré todo el mundo me miró y cuchicheaban. El profesor me presentó y me dijo que me sentara al lado de un chico de pelo largo de un año mayor que yo y de aspecto muy misterioso. De repente toda la clase empezó a cuchichear más hasta que un chico dijo:
-Jajaja pobrecita, el primer día y ya se sienta con el bicho raro.
De repente el chico misterioso miro al chico y el chico se calló y se sentó aterrizado. Yo me senté a su lado y le saludé pero no me contestó, ni siquiera me miró. Pasaron las clases y llegó el recreo, entonces decidí hablar con el chico misterioso para ver si podía ir me con él.
-Oye me preguntaba que si podía irme contigo en el recreo es que soy nueva y no tengo amigos.
El chico misterioso me miró y con una sonrisa de burla me dijo:
-Jaja ya somos dos. Si no quieres que te tomen por un bicho raro como yo más vale que no te juntes conmigo.
-¿Por qué dices eso?
-Déjalo no lo entenderías...
-Bueno dime por lo menos tu nombre.
-¿Mi nombre? Hao. Hao Asakura.
Terminaron las clases y llegué a mi casa. Me llevé toda la tarde pensando en aquel chico, sabía que no era querido en la clase pero no acababa de entender por qué era un bicho raro, para mí era una persona normal y corriente. ¿Por qué? ¿Por qué le decían eso? No lo comprendía...
Al cabo de la semana siguiente, Hao no apareció por clase. Llegué a pensar que no volvería a verlo. Hasta que un día apareció. Yo le dije:
-¿Pero dónde te habías metido?
-¿Y por qué me preguntas eso?
-Porque estaba preocupada por ti.
-A ti ni te va ni te viene, así que mantente callada.
-¿Pero quién te crees que eres para hablarme así?
-No me creo nadie solo que pienso que no tienes que meterte donde no te llaman y lo siento si te ha molestado como te he contestado.
-Vale…
Y así pasaron dos semanas. Todo este tiempo lo he pasado mayoritariamente con Hao (aunque siempre se estuviese quejando). Él siempre se mostraba muy frío, pero a mí eso no me importaba. Sabía que tenía buenos sentimientos, aunque no los quisiera mostrar. Incluso yo sentía que me gustaba mucho. Decidí que, al salir del instituto, hablaría sobre salir con él estas Navidades.
-Oye, Hao, ¿a ti te gustaría salir conmigo?
-¿Salir contigo? ¿Cómo en una cita?
-Eso es. ¿No te gustaría?
-Bueno, si es eso lo que lo que quieres, a mí no me importa.
-Y otra cosa, Hao…
-¿Ahora qué?
-¿Tú tienes novia?
Hao se paró de repente. Su cara decía que no se lo esperaba.
-¿A qué demonios viene esa pregunta?
-No sé, pensé que a lo mejor tú habrías tenido a alguien quien te gustase.
-Nadie quiere ir conmigo.
-Eso no es verdad. Yo sí quiero ir contigo.
-Porque eres rara.
-Yo no creo que tú seas raro. Simplemente eres diferente y nada más.
-¿Cómo que soy diferente?
-No te hagas el sueco. Te he descubierto. Mejor será que hablemos en el bosque.
Nos acercamos al bosque que había al lado del instituto. Yo mostraba una cara muy seria. Hao empezó a preguntarme.
-Bien, ya estamos en el bosque. Ahora, ¿a qué te refieres con que me has descubierto?
-Sé que eres un shaman.
-¿Co-cómo?
-No lo niegues. Tu actitud lo dice todo. Venga, dime la verdad, ¿eres shaman o no?
-Pues…
-¿Y bien?
-Está bien. Es cierto. Soy un shaman.
-Por fin lo confiesas.
-¿Pero cómo me has descubierto?
-Te he descubierto porque yo también soy una shaman.
-Venga ya, no me vengas con bromitas.
-Jeje, verás ahora.
De repente, Sharon hizo aparecer espíritus por todas partes. A su lado se encontraba una especie de animal con poderes. Entonces lo reconocí. Era el famoso Lucario, uno de los Pokémons legendarios.
-Ahora me dirás que Lucario es tu espíritu acompañante, ¿no?
-Si quieres creértelo sí.
-Pero aun no has respondido a la pregunta de cómo me has descubierto. Que seas shaman no quiere decir que sepas quien soy.
-Eso es porque puedo leer el futuro. Soy vidente. Con mis poderes me di cuenta de que eras shaman, aunque al principio me impresioné mucho.
-Vaya.
- A propósito, Hao, ¿tú qué haces aquí en Tokio?
-Había venido a estudiar y ver si podía encontrar un espíritu acompañante.
-¿Cómo? ¿No tienes ninguno?
-Tenía uno. Cuando era pequeño, a mi madre la mataron y desde entonces siempre he querido extinguir a los humanos. Mi espíritu acompañante se llamaba Ohachiyo y era mi mejor amigo. Cuando quise acabar con las personas que acabaron con mi madre, me fusioné con él y luché. Pero esto solo lo hice una vez. Después, él desapareció.
-Pensé que a tu madre la secuestraron. O por lo menos eso es lo que he obtenido con mis poderes de videncia.
-Bueno, ya que puedo confiar en ti, te contaré toda la historia.
Y entonces empecé a contar todo, desde que había estado viviendo con MD y el compromiso hasta el incidente y la discusión que tuve con ella.
-Entiendo. Y seguro que tú quieres que te ayude a encontrar a tu madre, ¿no es así?
-Me gustaría mucho. No puedo dormir por las noches y no tengo a nadie al que acudir. Solo tú me puedes ayudar.
-Claro que puedo ayudarte. Para eso eres mi amigo, ¿no?
-¿En serio?
-¿Acaso crees que no estoy hablando en serio?
-¡Muchas gracias!
¡Por fin había encontrado a alguien que podía ayudarme a salvar a mi madre! Estaba muy contento.
-A propósito, aun no sé cómo te llamas.
-Me llamo Sharon. Sharon Phantom.
Con toda la emoción, ni Sharon ni yo nos dimos cuenta de que alguien nos estaba espiando…    

















3 comentarios:

Publicar un comentario