
Además me hacía mucha ilusión ver a Hao. Debo darle ánimos para que pronto logre encontrar a su madre.
Le prometí que le ayudaría a buscarla y lo haré. Aunque hoy me sentía un poco distinta. Decidí consultar mis poderes de adivinación antes de irme.
Pero de repente me acordé que no podía averiguar mi propio futuro, así que me vestí y desayuné para irme.
Mientras comía un cuenco de cereales con leche, miré por la ventana y me fijé que estaba nevando.
-Buf, tendré que llevarme unas botas para no escurrirme en la nieve.
Cuando terminé de comer, fui a mi cuarto y cogí unas botas de color blanco y una bufanda beige.
Mientras bajaba las escaleras, me pareció oír un extraño sonido que procedía de fuera.
Miré al cielo y distinguí una estrella violeta con una gran cola. Era una estrella fugaz.
Parecía impregnada por alguna fuerza maligna.
-Qué extraño. No se deberían de ver estrellas fugaces a estas horas.
Rápidamente, la estrella desapareció. Parecía haber caído en algún sitio.
Me extrañó mucho, así que decidí seguirla. Pero cuando miré el reloj, me asusté mucho.
-¡Ay, dios mío! ¡Voy a llegar tarde!
Así que dejé de mirarla y cerré con llave mi casa.
Atravesé mi calle a toda prisa y no me paré hasta que divisé el instituto.
Conseguí llegar a tiempo aunque estaba terriblemente cansada.
Cuando me entregaron mis notas, esperé a la salida del instituto a que viniese Hao.
-¡Hola, Hao!
-Ah, hola Sharon.
-¿Cómo te han salido las notas?
-Pues he sacado 10 sobresalientes, aunque el profesor de Educación Física me ha puesto un suficiente.
-No me extraña, con lo delgado que estás no puedes resistir nada.
-Ya sabes que yo siempre he sido así.
-Bueno, enhorabuena por tus otras notas.
-Gracias. Oye, ¿y tú? ¿Qué notas has sacado?
-Pues solo tengo 6 sobresalientes y he suspendido Matemáticas.
-Hay que ver, tengo mejores notas que tú.
De repente, me acordé de la estrella que había visto esta mañana.
-Oye, Hao, ¿has visto una estrella violeta esta mañana?
-¿Esta mañana? Ah sí, pero desapareció muy pronto.
-Tengo un mal presentimiento. Esa estrella parecía estar impregnada con algún tipo de fuerza maligna.
-Lo cierto es que a mí también me daba mala espina.
-Será mejor que vayamos a investigarlo. Quizá nos pueda dar alguna pista sobre el paradero de tu madre.
-¿En serio?
-Es probable.
Enseguida me fijé que Hao mostraba una cara más triste.
-No te preocupes, seguro que la encontramos sana y salva.
-Gracias por todo lo que haces por mí.
-Lo hago porque eres mi amigo, nada más.
-Es que… eres la primera persona que he conocido que me ha hablado a pesar
de que me consideren un bicho raro.
-Yo no creo en absoluto que seas un bicho raro, simplemente es que eres un shaman y los demás no lo saben.
-Bueno, ¿a qué hora podemos quedar para ir?
-Sobre las cinco y media, en el parque del reloj. ¿Te parece bien?
-Sí, por supuesto.
-Bien, pues nos vemos allí. Y no traigas nada. Ya me encargo yo de todo. Adiós.

Ya estaba todo listo.
Durante un momento, me quedé pensando en lo que iría a pasar si nos atrevíamos a investigar por el bosque.
¿Tendrá esa estrella algo que ver con la madre de Hao o con MD?
¿O quizás… con los demonios del Averno que deseaba derrotar?
Todo era un misterio. Incluso tenía escalofríos de lo que pudiera pasar. Miré el reloj. Eran las cinco y diez.
Ya casi era la hora. Bajé las escaleras y me dirigí a la puerta.
Miré la salita donde tenía guardados todos mis amuletos sagrados.
Estaban brillando. Parecían querer decirme algo. Me dio miedo y me aparté de la puerta.
Era la primera vez en mi vida que experimentaba esta sensación de miedo que te invade.
Pero debía hacerlo. Se lo había prometido a Hao.
Él era el que más estaba sufriendo en estos momentos. Debía ser fuerte, así que abrí la puerta y salí a la calle.
Miré al cielo. Todo negro. Como si anunciase algún acontecimiento.
Cerré la puerta, eché el cerrojo y me dispuse a ir hacia el parque del reloj.
Cuando llegué, Hao ya había llegado.
Estaba sentado en un banco, mirando al cielo con cara melancólica.
Me acerqué a él. Cuando se dio cuenta que estaba allí, se levantó y me dedicó una sonrisa.
-Hola, Sharon. Al fin llegaste.
-Lo siento, me había entretenido por el camino.
-No te preocupes. Bueno, ¿adónde vamos a ir?
-¿No es lógico? Al bosque.
-¿Vas a ir directamente al bosque?
-Pues sí. ¿No me digas que tienes miedo?
-No es eso. No creo que sea conveniente que vayamos allí. ¿Te has fijado como está el cielo?
Tiene que haber una fuerza maligna allí.
-Por ese mismo motivo vamos a ir.
-¿Y si nos arrastra su vórtice, qué pasará?
-Pues que desapareceremos de la faz de la tierra.
-¿¡Cómo?!
-No te preocupes, vas conmigo. Yo soy una experta cuando se trata de ciencias ocultas.
-Eso espero.
-Bueno, vámonos. Cuanto más antes vayamos, más antes podremos volver. Así que andando.
-Sí…
Llegamos al bosque de detrás de la escuela. Estaba todo calcinado. Parecía todo obra de esa estrella violeta.
Hao decidió empezar una conversación.
-Oye, una pregunta, Sharon…
-Si es cuánto tiempo nos falta para llegar, no tengo ni idea.
-No, no es eso. ¿Tienes padres?
Vale, eso sí que no me lo esperaba.
-¿¡A qué viene esa pregunta?!
-Solo es por curiosidad.
-Pues, ni idea.
-¿Ni siquiera sabes quién es tu madre?
-No estoy segura. Eso lo estoy investigando.
-¿Acaso te adoptaron?
-Eso creo. Mi “supuesta madre” me mintió, por eso no tengo ni idea.
-¿Te mintió? ¿Por eso ahora no estás en El Oráculo como deberías estar?

De repente, divisamos una cueva en lo más profundo del bosque. Era de color azul.
-Parece que es de aquí donde procede la fuerza maligna.
-Sí, eso parece.
-Pues venga, entremos.
De repente una extraña fuerza nos atrajo en su interior.
Entonces creí desaparecer de la faz de la Tierra para siempre con Hao.
Ya nadie que perteneciese a este mundo sabía todas las aventuras y sucesos que íbamos
a pasar ni todo lo que nos jugábamos.
Ni siquiera que habíamos dejado de existir.
Henry | 13 de agosto de 2011, 23:58
siempre dejas picado :( pero si q est entretenida jeje ^-^
Sophia | 14 de agosto de 2011, 9:37
esa es la idea de la novela; k deje a la gente intrigada XDD